Teresa, de la rueca a la pluma
La fundación del Carmelo Teresiano fue pedida por el mismo Señor, pero gozó también del buen discernimiento llevado a cabo por la Santa y algunos de sus múltiples consejeros. Dominicos, franciscanos, jesuitas y carmelitas fueron sus maestros y confidentes de mayor influencia. Teresa de Jesús no hubiera llegado a ser tal sin el asesoramiento y la formación recibida de estos religiosos.
Dentro de la Orden de Predicadores tuvo relación especial con los padres Báñez, Barrón, García de Toledo, Granada, Ibáñez, Medina, Meneses, Salinas y Yanguas. Mención aparte merece el afecto y el reconocimiento mutuo que –a pesar de jamás encontrarse personalmente– se profesaron la monja abulense y el dominico Luis Bertrán (1526-1581).
Aunque más joven que Teresa, el fraile valenciano gozó pronto, en todas las clases sociales, de fama de santidad y prudencia. Religioso austero y penitente –al tiempo que cercano y dulce en el trato–, encarnó…
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