Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayudadme a olvidarme enteramente
San Pablo nos habla
El amor es comprensivo y servicial;
el amor nada sabe de envidias,
de jactancias, ni de orgullos.
No es grosero, no es egoísta,
no pierde los estribos, no es rencoroso.
(1 Cor 13,4-5)
La Elevación de Santa Isabel
“Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayudadme a olvidarme enteramente para establecerme en Vos, inmóvil y apacible, como si ya mi alma estuviera en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Vos, oh mi Inmutable, sino que cada minuto me haga penetrar más en la profundidad de vuestro misterio.”
Oración Final
¡Oh! Santa Isabel,
en tu gran amor a Dios,
estabas siempre tan próxima
de las necesidades de tus amigos.
Ahora, ya que estás en el Cielo
delante de la faz del Señor,
intercede cerca de El
en favor de las intenciones que te recomendamos.
Formular aquí su deseo
Enséñanos, en la fe y en el amor,
a vivir con la Santísima Trinidad,
en lo más profundo de nuestro corazón.
Enséñanos, como tú,
a irradiar el amor de Dios a los hombres,
en nuestra vida de cada día,
para ser una alabanza de su Gloria.
Rezar lentamente: Padre Nuestro…
y tres veces Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

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